8 cosas que no debes hacer cuando alguien está deprimido
- Véronica Morin
- 23 ago 2022
- 4 Min. de lectura
Decir “dale sonreí un poquito” o trivializar lo que siente la persona que cursa una depresión son algunos de los errores más comunes. En este texto te vamos a dar las claves que la ciencia y la psicología en particular recomienda a la hora de comportarnos cuando alguien cercano se siente deprimido.
En muchas ocasiones intentando ayudar empeoramos el problema. Lo más idóneo es consultar con un especialista, psicólogo y/o psiquiatra.
1.- Ver el problema desde nuestra perspectiva en vez de empatizar
Hay que intentar introducir los pies en sus zapatos y caminar con ellos, dándonos así cuenta de cuáles son sus circunstancias, esto puede ayudar a la hora de orientarnos respecto a qué necesita, ese es el primer cambio en la perspectiva te propongo. Cuando damos consejos, tendemos a ver las situaciones desde nuestra propia perspectiva, pero si queremos realmente ayudar, lo ideal es optar por ponerte en el lugar del otro, la empatía, para tener más pistas sobre si esa persona necesita un hombro en el que llorar, distraerse, o solo que la escuchen en silencio. siempre podemos ante la duda preguntar, en vez de dar las cosas por hecho.
2.- Trivializar la situación, cuando es un problema y se necesita ayuda
Tendemos a pensar que cuando una persona es negativa o se siente triste, cambiar ese estado de ánimo es una cuestión de actitud, pero a veces no es tan fácil como eso. Es muy importante que se asuma la dificultad que supone superar una depresión y que ello no es debido a la falta de voluntad del deprimido, sino a la propia depresión que, entre otras cosas, anula la voluntad de la persona. Hay que ayudar a la persona a darse cuenta, de que igual que existen problemas físicos, que necesitan de tratamiento, ocurre igual con lo psicológico, aunque en este caso la solución no sea sólo la farmacológica.
3.- Imponer en vez de sugerir o proponer
Puede que en ocasiones salir de la rutina ayude a cambiar las perspectivas, la cuestión es cómo debemos sacar a esa persona de casa, si bajo un ordeno y mando, dada su poca voluntad a hacer cosas, o si quizás deberíamos cambiar de estrategia. Se ha demostrado que cuantas más actividades agradables se realice, mejor será su estado de ánimo, pero teniendo en cuenta que la persona deprimida no está en buena disposición para llevar a cabo las mismas, conviene que nuestras peticiones o sugerencias no suenen a imposición.
4.- Caer en los “anímate”
Caemos en esa frase casi sin darnos cuenta, como si un “anímate” pudiera arreglarlo todo, o como si esa persona no se hubiera dado cuenta de que su problema podría arreglarse de forma tan simple. La intención, claro, es buena, pero el efecto puede llegar a ser demoledor. Para alguien que se encuentra encerrado en agobio interior, probablemente no sea eficaz escuchar ese ¡anímate! o qué le insinúen que se siente como no debe. De hecho, puede que entonces se sienta poco respetado en relación a lo que está experimentando e incluso culpable por haberse metido en ese pozo llamado depresión y no poder o querer salir. Con esta misma idea, decirte que las frases del estilo “sé positivo”, “vamos, alégrate”, o “sé cómo te sientes”, pueden provocar lo que no queremos: más culpa y tristeza.
5.- Hacer reproches en vez de valorarle
La persona que siente deprimido lo pasa muy mal, pero quien la acompaña no vive un camino de rosas, ni mucho menos. Es fácil caer en el reproche, pero antes de eso, respiremos, y pensemos que si de verdad queremos ayudar a esa persona a salir de esa situación, lo que necesita es sentirse valorado, no aún peor consigo mismo de lo que ya se siente. En este caso, la frase que puedes utilizar es bien sencilla: “Aunque no te sientas bien, creo en ti y eres genial”. Y es que, por mucho que pueda parecer una afirmación forzada, es fundamental trasladarle que le valoras y es una persona importante para ti, no hay que olvidar que lo normal es que haya perdido la esperanza y confianza en sí mismo.
6.- Asumir sus decisiones y responsabilidades
Cuando alguien querido nos preocupa y nos ponemos en modo “cuidador”, a veces acabamos por anular la poca voluntad que le queda, aún sin mala intención. Como familiar o pareja, asumimos como propias las decisiones, tareas y responsabilidades que le competen a la persona que se advierte triste, y de esa manera, sin darnos cuenta, podemos ser cómplices de construir dinámicas que mantengan la situación del deprimido más tiempo del necesario. Al final, todo es cuestión de buscar el equilibrio.
7.- Alimentar el discurso negativo
Precisamente, en eso de buscar el equilibrio está la clave. No podemos decirle a esa persona que lo que le pasa es sólo una racha o algo trivial, pero tampoco podemos pasarnos al otro extremo, y acabar dándole más argumentos para verlo todo negro. No es bueno alimentar sus quejas o fomentar discursos negativos, que a cambio te propongo intentar desviar la conversación hacia otros temas, pero de forma sutil, con frases del estilo “creo que no es bueno para ti hablar de cosas que te hacen sentir mal”, o “entiendo que tal y como estás veas todo tan negativo, pero creo que no es bueno que yo lo fomente, así que si te parece podemos hablar de otros cosas, por ejemplo…”.
8. Intentar reemplazar al profesional
Puedes ser amigo, puedes ser madre, puedes ser pareja, pero asúmelo, no eres un psicólogo, y no deberías intentar serlo. Sí las soluciones que la persona y el entorno estén aplicando no estén resultando eficaces, en ese caso, habrá que cambiar de estrategia y para ello se puede consultar con un psicólogo. No debes olvidar, que todos tenemos nuestros límites, y que sí está bien ayudar, ciertos problemas como que alguien este deprimido, hay que ponerlos en manos de un profesional de la salud mental, psicólogo y/o psiquiatra.
Hasta aquí lo que no deberías hacer con tu amigo o familiar deprimido, en el siguiente vídeo te doy las claves de lo que si puedes hacer.
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