El faro y el liderazgo silencioso
- Véronica Morin
- hace 21 horas
- 1 Min. de lectura
El faro no busca ser protagonista.
Permanece firme, aun en medio de la tormenta, cumpliendo su propósito: iluminar sin avanzar, guiar sin invadir.
Así es el liderazgo silencioso.
Ese que no necesita títulos ni aplausos, porque su fuerza radica en la coherencia. En la integridad entre lo que se piensa, se dice y se hace.
El líder faro no corre detrás del reconocimiento. Está presente, atento, disponible. Su luz no obliga, solo muestra el camino. Su voz no se impone, pero deja huella en el que sabe escuchar.
Este liderazgo no es ausencia de acción, sino presencia consciente. Es el equilibrio entre la firmeza y la calma, entre la dirección y el respeto por el ritmo de los demás.
En tiempos de ruido, prisa y competencia, el liderazgo silencioso es un acto de valentía. Porque no busca brillar más: busca iluminar mejor.
Y, como todo faro, su misión no es llegar primero, sino ayudar a otros a no perderse en el camino. ✨






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