
Estar sola no significa soledad
- Véronica Morin
- 4 oct
- 1 Min. de lectura
Muchas veces confundimos la soledad con la ausencia de compañía. Creemos que estar sin otros equivale a estar solas, y que esa falta de presencia externa es sinónimo de vacío. Pero la verdadera soledad no siempre tiene que ver con cuántas personas nos rodean, sino con cuán conectadas estamos con nosotras mismas.
La soledad real aparece cuando dejamos de escucharnos, cuando ignoramos lo que sentimos, cuando silenciamos esa voz interior que nos guía. Esa desconexión interna nos lleva a perder el rumbo, a sentirnos ajenas incluso en medio de la multitud.
Volver a ti
Reconectar contigo misma es el primer paso para transformar la soledad en plenitud. Volver a ti no significa un acto egoísta, sino un gesto de autocuidado profundo:
Escuchar tu cuerpo, reconocer sus señales, sus pausas y sus necesidades.
Honrar tus emociones, darles un espacio sin juzgarlas ni reprimirlas.
Recordar tu esencia, lo que eres más allá de tus roles, logros o vínculos.
En ese regreso siempre hay un refugio. Allí encontrarás compañía, calma y propósito. Porque cuando estás conectada contigo, nunca estás realmente sola.
Un recordatorio necesario
La soledad no siempre es externa, muchas veces es interna. Y la salida, entonces, no está fuera, sino dentro. Se trata de elegirte, de escucharte, de volver a tu centro una y otra vez.
Solo allí, en ese encuentro contigo misma, la soledad deja de ser un vacío y se transforma en un espacio de crecimiento, autenticidad y plenitud.





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