
Madrid
- Véronica Morin
- hace 2 días
- 1 Min. de lectura
En unos días viajo a Madrid porque estoy nominada a los premios a la excelencia en Gestión del Cambio💫
Y todavía lo estoy procesando.
A veces me pregunto cómo es que la misma persona que prepara café y tortas caseras para sus pacientes, lleva cookies a las reuniones de directorio, y tiene una colección de playmobils y fotografías terapéuticas que la acompañan en la oficina, termina formando parte de una terna internacional así.
La vida tiene estos giros inesperados. Hermosos.
La competencia es grande, muy grande.
Personas con trayectorias admirables, colegas a los que respeto y de los que he aprendido muchísimo.
Y yo tengo:
• una cafetera y recetas heredadas
• un jardín donde pensar y grabar
• una caja con playmobils que cuentan historias
• fotografías que ayudan a sanar memorias
• mi teléfono
• y a ustedes 🤍
Estos días, alguien que admiro compartió mi nominación y escribió:
“We appreciate your vote for this great professional, who manages her expertise with humanism.”
Y ahí entendí algo que llevo años defendiendo:
lo humano no es accesorio.
No es un “extra”.
Es el corazón del trabajo, del liderazgo, de la salud, de las organizaciones.
Y también de la vida.
Acá nunca se trató de parecer perfectos.
Se trató de estar presentes.
De ofrecer escucha, afecto, ciencia, y un poco de hogar en cada encuentro.
Si hoy estoy en esa terna, es porque este camino lo hicimos juntos.
Gracias por cada historia compartida, por cada abrazo, por cada taza de café.





Gracias a tí, por hacerlo con amor y por compartir!!! ♥️